¿Por qué? (texto propio)

Salymar gasta varias horas del día en el baño. Unas 2 ó 3. Su hijo lo sabe desde siempre. Todas las personas pasan al día varias horas en el servicio. O bien para asearse o bien para necesidades de otro orden. Pero ahora, con 15 años, se pregunta si es normal que su madre tarde tanto todos los días en el baño. Así que uno de esos días, Salino se lo preguntó. Ella, sin prisa, le propuso ir esa noche a la playa para mostrarle algo que debía conocer ya.
Esa noche, Salymar y Salino, madre e hijo, bajaron a la playa.
Ella llega a la orilla y empieza a adentrarse en el mar, él la mira y espera, pensando que se detendrá cuando el agua le llegue a las rodillas, justo donde empieza su falda, pero su progenitora continúa adentrándose en la mar. Cuando el agua le llega a la cintura, se vuelve e invita a su hijo a que la siga. Salino titubea, el agua está fría y además es de noche, le da cierto reparo, pero ante la insistencia de ella, comienza a andar mar adentro. Llega a la altura de Salymar y, ésta, sin mediar palabra, da un salto y entra de cabeza en el agua. No solo eso llama la atención a Salino, el brillo de la cola de su madre moviéndose arriba y abajo le atrae poderosamente. De pronto nota que sus piernas no pesan, que ya no siente frío ni miedo en el agua. Su madre, más allá, al lado del reflejo de la luna, le llama y le aconseja que empiece a coletear o si no se caerá…
-Pues sí, Salino, tú eres un semisireno porque tu padre es humano y se casó conmigo, que soy sirena. No te lo hemos dicho hasta ahora porque no sabíamos si lo entenderías. Papá está en casa, esperando a que vuelvas conociendo la otra parte de tu vida. Él quería que, igual que te ha enseñado el mundo de los humanos, yo te enseñara el mío.
-Pero, mamá…-se queja, aunque Salymar prosigue.
-Por eso, Salino, yo necesito estar en el agua una vez al día para no perder mi condición. Tú no lo has necesitado porque eres semisireno y con el tiempo que pasas en contacto con el agua cuando te duchas, te es suficiente, pero yo necesito más y en invierno no está bien visto que la gente se bañe en la playa. A partir de ahora, cuando quieras, conmigo al principio y, después como desees, vendremos a que conozcas la otra sociedad que se guarece bajo el brillo de la luna o el sol, bajo este mar tan inmenso que esta noche empezarás a aprender a conocer, como conoces ya las calles de esta ciudad.

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