LOS PAVOS NO VUELAN (ajeno)

Texto rescatado de la publicación Pronto en su versión escrita:

<<Un granjero estaba paseando por los alrededores de su pueblo y se encontró, al pie de una escarpada montaña, un huevo muy grande. Nunca había visto nada igual y, arropándolo entre su camisa y el calor de su cuerpo, se lo llevó a su casa. Cuando lo dejó en el gallinero, su mujer le preguntó:” ¿Será de avestruz?”. “No lo creo, es demasiado abultado”, respondió. Y el hijo, que no salía de su asombro, sugirió: “¿Y si lo rompemos?”. Pero el padre lo convenció de que lo mejor era esperar: “Lo pondremos debajo de la pava que está empollando y tal vez nacerá”.

Y así fue. A los pocos días, vino al mundo un pavito de negro plumaje, grande y con mucho apetito. Comió hasta la saciedad y al acabar, le dijo a la pava:”Mamá, ahora vamos a volar”. Ella se sorprendió mucho y le contestó: “Mira, los pavos no volamos. Lo que te pasa es que te ha sentado mal tanta comida”. Esto mismo le repetía cada vez que expresaba su deseo de volar. Así que se dedicó a hacer lo mismo que el resto de los pavos; pero un día el veterinario visitó la granja y descubrió que ¡era un cóndor y había nacido para volar a miles de metros de altura!

Por eso, piensen lo que piensen los demás, siempre debemos perseverar en  nuestros deseos para hacerlos realidad.>>

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